El desarme de los agraristas

Indica el autor que con anterioridad se había propuesto escribir acerca del agrarismo; sin embargo, algunos periódicos como Excélsior ya habían comenzado esa labor. En opinión del autor es necesario desarmar a todos los agraristas, no sólo a aquéllos que hagan mal uso de las armas como está establecido, sino también a quienes hasta el momento no las han ocupado y para no darles oportunidad de utilizarlas. Menciona que es muy peligroso para el gobierno que estén armados grupos a lo largo de todo el país, ya que se hayan sin el control del ejército y por lo tanto pueden crear focos de anarquía y desestabilizar al país. Recuerda el caso de un enfrentamiento entre el propietario de la hacienda La Labor de Rivera con una banda agrarista, donde hubo muchos heridos y muertos. Menciona que ya no existe ningún pretexto para desarmar a los agraristas, lo ideal es que entreguen las armas y si desean seguir defendiendo los intereses de México, pues entonces que se enlisten en el ejército. Señala que en otras ocasiones algunos pueblos, como el español que se armó debido a la invasión napoleónica, se pertrecharon como pudieron, en cambio en México el propio gobierno les dio las armas. Pide solucionar lo más rápido que se pueda este problema porque de lo contrario continuarán graves sucesos como el asesinato de la señora Rosalie Evans en Puebla