Los católicos afirman que tienen derecho a organizar y sostener sus sindicatos. Industria no les reconoce carácter. No son asociaciones piadosas. El secretario social

Debido a que la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara, en sus propósitos de reglamentación de los artículos: 4° y 123°, ha señalado que se excluya a los Sindicatos católicos, se han dado dos posturas. Por un lado, se indica que son asociaciones religiosas, ya que más bien están sujetos a postulados de conciencia, que a leyes sobre el trabajo; y por el otro, se señala que son sindicatos católicos verdaderos, que son uniones profesionales de obreros preparados para resistir cualquier opresión posible, que trabajan por el mejoramiento de su situación económica, y bajo la doctrina social católica, que se establece en la encíclica de León XIII, tienen la capacidad de reconstruir la clase obrera disgregada, así como conservar el derecho de regir sus instituciones sindicales por los principios sociales. Por lo cual los católicos juzgan que al considerarse como asociaciones religiosa y no como sindicato, están siendo contrarios a la libertad de conciencia y de asociación. En respuesta a esta exclusión, se señala que los principales líderes de la acción católica se opondrán a los propósitos de los diputados, porque los sindicatos católicos funcionan con estricto apego a la ley, asimismo, se indica que la obra sindicalista emprendida por esa agrupación continuaría con mayor vigor, puesto que no considera que son de peso las razones que los diputados iniciadores de la reglamentación constitucional han dado, en la cual no se reconoce a los sindicatos católicos