De la reforma universitaria.

Esta experiencia en España, cercana en cierto modo a la mexicana, la había iniciado 14 años antes Adolfo Bonilla San Martín: `Al historiar la actual reforma universitaria.... Se suponía entonces que todos los males de la enseñanza superior provenían de la tutela absorbente ejercida por el Estado y que el remedio estaba en librar de cadenas a la institución universitaria.... Hoy estamos convencidos de lo aventurado que sería, no ya dejar el nombramiento de los profesores en manos de los alumnos, sino atribuírselo a los claustros, quienes no podrían sustraerse en España a la atmósfera de favoritismo que siempre se forma alrededor de los intereses personales. La actual provisión de cátedras es deficiente, sin duda; pero, a pesar de ello, hay que excluir de las posibilidades de una reforma la descentralización del procedimiento. Ahora bien: si esta limitación se impone y si tampoco nos enamora la autonomía económica, que dejaría en situación desfavorable a universidades con gran tradición y pequeña población escolar, en cambio creemos firmemente que en la base del renacimiento universitario deben situarse estos dos principios de autonomía: el derecho de los claustros a elegir sis rectores y decanos, que han de ser representantes de la Universidad y no burócratas delegados del Gobierno, y la amplia libertad de las Facultades para disponer su labor docente....`.