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Las pequeñas notas muestran la alarma que se vive en esos primeros días en México a consecuencia del rompimiento entre la Iglesia Católica mexicana y el gobierno; el tono del periódico es de reprobación hacia las reglamentaciones callistas: `Se han registrado sangrientas colisiones entre los católicos y la policía,.... Ayer domingo todas las iglesias estuvieron cerradas. En las protestantes hubo cultos libres. Las tropas patrullan por las calles, registrado a cuantas personas transitan por la noche. Como los sacerdotes han renunciado a oficiar, los abogados han sido autorizados para celebrar ciertas ceremonias. Podrán rezar el rosario, leer oraciones y autorizar matrimonios. El Gobierno británico ha protestado del embargo de bienes eclesiásticos de sus súbditos. El Gobierno mejicano ha contestado que estudiará el asunto con detenimiento. La policía ha detenido a nueve personas, entre ellas a siete mujeres, por suponerlas encartadas en un complot para atentar a la vida del presidente Calles. El presidente Coolidge no oculta su inquietud por el problema.... Si se produjeran desórdenes, Norteamérica intervendría. El Episcopado católico ha publicado una carta, en que dice que está dispuesto a llegar a una tregua con el Gobierno.... Propone que se someta la cuestión a la decisión del pueblo por medio de un plebiscito, susendiendo hasta entonces todas las medidas de persecución contra la Iglesia y sus ministros.`.