El problema de la reelección.

El autor considera que el centro del problema en el México de esos años no era la reelección o la no reelección (y toma el ejemplo de los Estados Unidos con la reelección consecutiva por una sola vez) y reconoce que en 1911 a Madero, después de las siete reelecciones porfirianas, sólo le quedaba la negación de esa pr ctica. Pero García Naranjo considera que, en el caso de los seguidores de Obregón que manejan su regreso, la reelección sólo se justifica cuando es consecutiva (el `hombre necesario`) para terminar algo que se dejó inconcluso. Adem s agrega el peligro de los caudillos, con y sin reelección.