Los primeros frutos de una legislación absurda.

Sobre la situación obrera en el Distrito Federal, donde más se dejaba sentir la inconveniencia de la aplicación de la Ley del Trabajo, aprobada por el Congreso y en donde se otorgaba exclusividad de gestión a la Confederación Regional de Trabajadores de México (CROM), con la consiguiente inconformidad de otras agrupaciones laborales, como la Confederación General de Trabajadores (CGT), y los desórdenes públicos que se suscitaban a diario en distintas fábricas de la ciudad, en particular los disturbios en la fábrica de La Magdalena donde la mayoría de los trabajadores estaba afiliada a la CGT y no a la CROM.