El terrorismo obregonista.

Ante la creación de la Liga de Defensa Revolucionaria, integrada por individuos que apoyaban la candidatura de Obregón, el editorial reprueba este producto político que más bien constituye una `maffia` que permitiría todo tipo de arbitrariedades políticas y la permanencia de la impunidad por la mano de Obregón y Calles, quienes aplicarían todo el rigor de sus personalismos sobre cualquiera de los grupos opositores, principalmente los miembros de la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa (LNDLR) y los políticos y militares que tuvieron una participación en las asonadas de 1923 y la reciente de 1927.