Política de armonía.

Un día antes del asesinato de Obregón, este editorial recoge las declaraciones del candidato electo en el sentido de que el 95 por ciento de los ciudadanos votaron por él. Estas cifras, dice el editorial, comprometían al general Obregón para con todos los sectores del país (campesinos, obreros, industriales, terratenientes y profesionistas) y, por lo tanto, no podría hacer distinciones y tendría que aplicar una política, que hasta ahora no existía, que era la de la tolerancia y la conciliación entre todos los grupos, lo que se sintetiza en el siguiente fragmento: `[...] El error máximo de los gobiernos emanados de la Revolución, principalmente del que preside el general Calles, ha sido creer que ese movimiento se hizo pura y exclusivamente para favorecer a las clases proletarias, aun cuando ese favoritismo se traduzca en daños irreparables para las demás clases del país, [...] tal programa de gobierno, esencialmente unilateral, no ha traído consigo otra cosa que la tremenda pugna de intereses en que se están haciendo pedazos entre sí todos los miembros de la familia mexicana [...] Hay, pues, que conciliar los intereses de todos, los intereses materiales, los intereses políticos, los intereses de credo religioso, si se quiere llegar a esa armonía que el general Obregón reconoce como la sola fuente del bienestar común. Por esa conciliación hemos venido abogando siempre desde estas columnas como la más alta expresión de nuestro amor a nuestra patria [...]`.