El interinato.

El editorial defiende el nombramiento de un presidente interino para que durante sus dos años de gestión se organizaran las elecciones; de otra manera, si Calles permanecía en el poder manipularía el proceso y ocurrirían otros acontecimientos violentos como los que recién se habían suscitado para el ascenso de Obregón: `[...] fuera del corrompido ambiente callista para que, libre del sectarismo, de las intransigencias y de los radicalismos de esa administración, pueda llamar a la conciliación de todos los miembros de la familia mexicana y presidir unas elecciones que, si no exentas por completo de vicios e irregularidades, tengan cuando menos el mérito de no marcar una era de asesinatos políticos, de encarcelamientos y de destierros.`.