La sucesión del poder

El autor analiza la futura sucesión presidencial, ya que se están dando los primeros pasos para que el general Obregón vuelva a ocupar la silla presidencial. A su juicio, cuando se tiene que recurrir a la reelección es porque no hay instituciones sólidas dentro de la administración, por lo tanto se pide el regreso de un personaje importante. El principal problema radica en que no existen partidos políticos además del que se encuentra en el poder, por lo tanto no existe nada que le haga sobrepeso y se convierte en omnipotente. Lamenta que antiguos antirreleccionistas que combatieron en 1910 en estos momentos no se organicen para formar un partido político, pero se encuentran más preocupados por otras pequeñeces. Señala que para que un gobierno pueda cumplir con su tarea de una manera más eficaz es necesario que exista competencia, ya que ambas se complementan. Afirma que la reelección puede llegarse a convertirse en dictadura, ya que el personaje en el poder estrecha cada vez más la entrada a la democracia y procura que su círculo de poder perdure lo más que se pueda, llegando a utilizar la violencia. Lamenta que en México no se le dé importancia a este asunto y la atención se desvía hacia temas como el problema agrario, por lo tanto ahora nadie protesta enconadamente en contra de la reelección. Aclara que a lo mejor es muy pronto para hablar de este tema, pero es que la Revolución debió ya de sentar las bases para la aparición de partidos políticos. Para el autor lo ideal es que la democracia fuera como la inglesa o la norteamericana, pero en nuestro país falta mucho para que estas instituciones aparezcan, ya que si de verdad existieran ya estarían frenando la propuesta del senador Labastida Izquierdo, que le abre el camino a la reelección a Álvaro Obregón. Por último, señala que no es bueno que un país repose solamente en un hombre y no en las instituciones